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y Robin, Sheryl pregunta, “¿Cómo es la comida de Kenia, Maureen?”.
Maureen sonríe. “Nos encanta usar especias como garam masala y comino”.
“¿Cómo te va en la actuación Barb?”, pregunta Robin.
Todos participan en la conversación. Hay un sentimiento de cercanía que no es solo relacionado al espacio físico. Para el momento que la pasta está lista, la casa está llena de voces fluyendo al mismo tiempo; el sonido de una exitosa noche de domingo.
Nos vamos al
comedor y nos
¿Cómo te sentamos. Antes de
va en el empezar a comer,
golf? nos cogemos de las
manos. Mamá comienza:
“Señor, gracias por el regalo
de estar todos juntos aquí, por
esta deliciosa comida y por la compañía de Craig y Sheryl”. Todos en coro decimos Amén y el banquete comienza.
Cuando todos terminan con la pasta, yo recojo rápidamente los platos. Mamá va hacía
la cocina para traer los pollos asados. Yo sostengo la puerta movediza hacia el comedor mientras mamá camina y deja los pollos en la mesa. El parpadeo de las velas y el sonido de la plática llena el comedor de calidez. Yo me acomodo en la silla. Barb corta uno de los pollos. Antes de que probemos el primer bocado, la puerta principal se abre e ingresa otro invitado.
“Hola a todos”, dice mi hermano mayor Daniel, quien acaba de salir del trabajo. “¿Qué
vamos a cenar?”, todos hacen espacio para otra silla en la mesa. Daniel se sienta en frente de un humeante plato de pollo y papas. “¿Cómo te fue en el trabajo?”,
pregunta Robin. “¿Alguna venta?”.
Entre bocados, Daniel habla
sobre su trabajo como vendedor en una tienda de muebles.
Cuando todos han terminado el segundo platillo y los centros de los platos amarillos se pueden ver nuevamente, yo limpio la mesa. Mientras pongo los platos sucios en el mostrador de la cocina, escucho a mi mamá que pregunta: “¿Quién quiere café con el postre?”. Todos excepto Daniel quieren café.
“¿Cómo te va en el golf?”, papá le pregunta a Bev.
“Excelente”, responde Bev.
“¿Tú juegas, Greg?”.
“No mucho desde
que estaba en high school”, dice Greg.
Mamá pone tazas de café en la mesa y Bev va hacia la cocina para traer las tartas
de fresas hechas en casa que ella trajo.
“¿Qué tan grande quieres
el pedazo de tarta, Luke?”, me pregunta Bev mientras comienza a cortar.
“Muy grande”, le digo con una sonrisa. El postre está tan rico que no nos toma mucho tiempo terminarlo. Sin embargo, la noche todavía es joven. Papá arrastra su silla para alcanzar su libro de poesías de una mesita. “¿Todos recordaron traer un poema para leer?”, pregunta.
Brev gime. “Yo esperaba que estuvieras bromeando”, dice mientras saca una hoja doblada de papel de su bolsillo. Todos tomamos turnos para leer, reír y
Yo esperaba que estuvieras bromeando.
¿Quién quiere café
con el postre?
comentar cada poema hasta que la noche termina y todos se van a casa.
Algunas veces me pregunto por qué mis padres invitan amigos para reunirse a cenar todos
los domingos por la noche. Usualmente tengo tarea, y algunas veces solo quiero quedarme en
mi habitación mirando videos o enviando mensajes a mis amigos. Pero cuando siento la calidez de su presencia alrededor de la mesa, la respuesta viene a mí. Compartir los alimentos crea una conexión entre las personas.
La cena de los domingos es un ritual, y por medio de eso entiendo la importancia de los pequeños regalos de la vida. Lo importante no es el pollo asado o la tarta de fresas, sino la gente que se ha juntado alrededor de la mesa. Cuando nos sentamos para la comida y participamos en la conversación, lo único que nos separa son unos pocos centímetros a cada lado de nuestra silla.
“
HB R A lA
” 1 ¿Por qué a los padres de Luke les gusta tener invitados?
2 ¿Cómo se beneficia la familia de tener diferentes invitados?
3 ¿Qué ayuda a la gente sentirse más como familia que como invitados?
4 Si tú pudieras compartir una comida con alguien, ¿a quién invitarías? ¿de qué hablarías?
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Lección 4 Visiones • 3