Jóvenes mayores, Lección #1 “Tu itinerario de fe”

Ungidos con el Espíritu: Confirmación

Jóvenes mayores, Lección #1 “Tu itinerario de fe”

Queridos padres, tutores y padrinos:

Los primeros seguidores de la religión cristiana la llamaban El Camino. Esperamos que sus hijos e hijas la reconozcan también como el Camino: el camino hacia una vida buena, el camino para alcanzar la paz y la justicia, el camino de la misericordia y la compasión, el camino hacia la felicidad, el camino para llegar al cielo.

El nombre El Camino nos ayuda a reconocer que estamos en un itinerario o camino de fe hacia la vida eterna con Dios en el mismísimo corazón de la Trinidad. Como cristianos, este itinerario consiste en seguir a Jesús, quien dijo, “Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie va al Padre sino por mí” (Juan 14, 6). El Bautismo es el sacramento que nos embarca en este itinerario de fe, que nos libera del pecado y nos hace uno con Cristo y su Iglesia por el poder del Espíritu Santo que mora en nosotros. El Bautismo es tan importante que Jesús dio este encargo a los apóstoles después de su Resurrección: “Me ha sido dada toda autoridad en el Cielo y en la tierra. Vayan, pues, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos. Bautícenlos en el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enséñenles a cumplir todo lo que yo les he encomendado a ustedes. Yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin de la historia” (Mateo 28 18–20). Él ya le había explicado a Nicodemo la necesidad de recibir el Bautismo y el Espíritu Santo: “En verdad te digo: El que no renace del agua y del Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios” (Juan 3, 5). El Bautismo y seguir a Jesús, en otras palabras, son necesarios para nuestra salvación. 1

En este camino que inició con nuestro Bautismo, necesitamos apoyo y compañía. Alrededor de todo el mundo y a través de la historia, los cristianos han arriesgado todo para cumplir el encargo que Jesús les dio durante la Última Cena, Hagan esto en memoria mía(Lucas 22, 19). Ellos arriesgaron ser arrestados, secuestrados, torturados y hasta dieron sus vidas por ser files a Cristo. Hasta nuestros días, los cristianos son asesinados a sangre fría por practicar su fe. ¿Qué los obliga a hacer esto? Simplemente creen que Jesucristo está realmente presente en la Eucaristía. Cuando recibimos la Comunión, recibimos el Cuerpo, Sangre, alma y divinidad de Cristo. Cristo lleva nuestra naturaleza humana hasta el corazón de Dios y nos promete la vida eterna con su Padre:

“En verdad les digo que, si no comen la carne del Hijo del Hombre y no beben su sangre, no tienen vida en ustedes. El que come mi carne y bebe mi sangre vive de vida eterna, y yo lo resucitaré el último día. Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él. Como el Padre, que es vida, me envió y yo vivo por el Padre, así quien me come vivirá por mí.  Es te es el pan que ha bajado del cielo. Pero no como el de vuestros antepasados, que comieron y después murieron. El que coma este pan vivirá para siempre” (Juan 6, 53–58).

En cada Misa, recibimos la compañía y el sustento que necesitamos para proclamar el Evangelio y para realizar buenas obras. Aun así, ¿no lo damos por hecho al vivir en un país relativamente pacífico? No arriesgamos nada al ir a Misa, excepto perdernos de vez en cuando un entrenamiento de fútbol o una hora de sueño.  Los mártires de nuestros días en el Medio Oriente y en otros lugares nos deben servir como un recordatorio de cuán valioso es este sacramento y cuán afortunados somos al poder continuar la historia de 2,000 años de los discípulos al llevar a cabo el mandamiento más grande de la historia humana: “Hagan esto en memoria mía” (Lucas 22, 19). ¿Seremos la primera generación que lo eche todo a perder? ¿Somos la generación a la que se refería Jesús cuando dijo: “Cuando venga el Hijo del Hombre, ¿encontrará fe sobre la tierra?” (Lucas 18, 8).

Su decisión de transmitir la fe a sus hijos e hijas le da una gran esperanza a la Iglesia de que el mensaje y ministerio de Cristo van a continuar. Para apoyarlos y fortalecerlos en esta importante misión, la Iglesia ha celebrado, durante todas las eras, el sacramento de la Confirmación. Junto con el Bautismo y la Eucaristía, la Confirmación es un sacramento de iniciación, es decir, nos hace plenamente miembros de la Iglesia. En este sacramento, reconocemos la presencia del Espíritu Santo, fortaleciéndonos para ser como los antiguos mártires y como los mártires de nuestros tiempos: lo suficientemente fuertes como para ser testigos de Cristo y de su Evangelio en un mundo que lo necesita de manera desesperada. Ya sea en el Oriente Medio contra los enemigos de la fe o en un salón de clases estadounidense en el que los estudiantes son objeto de burla y menosprecio, el mundo necesita que seamos la presencia de Cristo. El mundo necesita de personas que estén abiertas al Espíritu, que permitan que el Espíritu realice las obras de curación y misericordia, mostrando el amor y la aceptación incondicional de Dios por medio de ellas.

¡Gracias por invitar a sus hijos a unirse a esta maravillosa obra!

  1. La enseñanza oficial de la Iglesia, siguiendo las enseñanzas de los santos que se remontan a la Iglesia primitiva, nos habla de un Bautismo de deseo por el cual las personas que no son cristianas pueden salvarse cuando, sin ser culpa suya, no son bautizadas. Para aquellos que, siguiendo sus consciencias tratan de vivir una vida agradable a Dios, la presunción es que se hubieran bautizados, si hubieran sabido que era la voluntad de Dios que todos siguieran a Cristo. (Ver el Catecismo de la Iglesia Católica#438 y Lumen Gentium #16).

Kevin Dowd es un estudiante de doctorado en teología y educación en Boston College, en donde recibió su Maestría en Educación. Tras su graduación de la Universidad de Harvard, Kevin a enseñado en escuelas católicas y públicas tanto en Massachusetts como en Nueva York. Actualmente él es profesor de teología en Ave María College en Paxton, MA y escribe un blog semanal en el que vincula las lecturas dominicales a la vida diaria. Puede encontrar su blog en http://www.bayardinc.com/the-word-is-life/

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