Jóvenes, Lección #3 “Entablar una amistad con Dios”

Ungidos con el Espíritu: Confirmación

Jóvenes, Lección #3 “Entablar una amistad con Dios”

Queridos padres, tutores y padrinos:

Ser un seguidor de Jesús significa entablar una amistad basada en el amor, la comunicación y la confianza. El propio Jesús describió la relación en función del amor y la amistad:

Los llamo amigos, porque les he dado a conocer todo lo que aprendí de mi Padre. Ustedes no me eligieron a mí; he sido yo quien los eligió a ustedes y los preparé para que vayan y den fruto, y ese fruto permanezca. Así es como el Padre les concederá todo lo que le pidan en mi Nombre. Ámense los unos a los otros: esto es lo que les mando” (Juan 15, 15–17).

En este mismo pasaje, Jesús describió la vida espiritual como participar en su propia vida, como la vid y los sarmientos. Esta es una metáfora para lo que conocemos como la gracia. La gracia es participar en la vida de Dios. En el Bautismo, somos como ramas (sarmientos) que son injertados en la vid que viene y comparte su vida y produce fruto. “Permanezcan en mí como yo permanezco en ustedes. Un sarmiento no puede producir fruto por sí mismo si no permanece unido a la vid; tampoco ustedes pueden producir fruto si no permanecen en mí. Yo soy la vid y ustedes los sarmientos. El que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto, pero sin mí no pueden hacer nada” (Juan 15, 4–5).

San Pablo utilizó otra imagen. Él dijo que debemos respetar nuestros cuerpos como templos del Espíritu Santo (1 Corintios 6, 19–20). Esta es otra imagen de la gracia. El Espíritu Santo mora en nosotros, haciéndonos uno con Cristo. Participamos en esta relación con el Padre, y como hijos e hijas de Dios en Cristo, somos herederos del cielo (ver Romanos 8, 17).

Lo que deseamos inculcar a los jóvenes es que la fe es una relación con Dios, una amistad. Dios nos ama y desea que crezcamos y maduremos. Dios entiende nuestras debilidades y nos ayuda a vencerlas. Dios también conoce nuestras fortalezas y nos da la habilidad para usarlas para bien de todo el mundo. Esta percepción sobre la fe es de vital importancia. Algunas personas piensan que creer en Dios solamente significa aceptar intelectualmente la idea de que Dios existe. Esta no es la fe cristiana. Para los cristianos, la fe es como la relación que tenemos con un padre amoroso. No puede existir si no nos damos tiempo para estar con el otro, para escuchar y compartir, si no confiamos en el otro, cuidamos del otro. Para los cristianos, esta es la esencia de la oración y los sacramentos, sobre todo de la Eucaristía.

Además de la oración, la fe cristiana también supone buenas obras. Jesús dejó muy en claro que nuestro juicio se basará en la manera en la que tratamos a los necesitados. De hecho, Jesús se identifica con aquellos que tienen necesidades y nos advierte que, ignorarlos a ellos, es como si lo ignoráramos a Él:

“Entonces el Rey dirá a los que están a su derecha: ‘Vengan, benditos de mi Padre, y tomen posesión del reino que ha sido preparado para ustedes desde el principio del mundo. Porque tuve hambre y ustedes me dieron de comer; tuve sed y ustedes me dieron de beber. Fui forastero y ustedes me recibieron en su casa. Anduve sin ropas y me vistieron. Estuve enfermo y fueron a visitarme. Estuve en la cárcel y me fueron a ver’. Entonces los justos dirán: ‘Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te dimos de comer, o sediento y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos forastero y te recibimos, o sin ropa y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte?’. El Rey responderá: ‘En verdad les digo que, cuando lo hicieron con alguno de los más pequeños de estos mis hermanos, me lo hicieron a mí’. Dirá después a los que estén a la izquierda: ‘¡Malditos, aléjense de mí y vayan al fuego eterno, que ha sido preparado para el diablo y para sus ángeles! Porque tuve hambre y ustedes no me dieron de comer; tuve sed y no me dieron de beber; era forastero y no me recibieron en su casa; estaba sin ropa y no me vistieron; estuve enfermo y encarcelado y no me visitaron’. Estos preguntarán también: ‘Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento, desnudo o forastero, enfermo o encarcelado, y no te ayudamos?’.  El Rey les responderá: ‘En verdad les digo: siempre que no lo hicieron con alguno de estos más pequeños, ustedes dejaron de hacérmelo a mí’. Y éstos irán a un suplicio eterno, y los buenos a la vida eterna”. (Mateo 2, 34–36).

Jesús también nos advierte que las palabras no son suficientes. “No bastará con decirme: ¡Señor!, ¡Señor!, para entrar en el Reino de los Cielos; más bien entrará el que hace la voluntad de mi Padre del Cielo” (Mateo 7, 21). Y Santiago dijo algo similar: “Porque, así como un cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe que no produce obras está muerta” (Santiago 2, 26).

En nuestra relación con Dios, la oración y los sacramentos son esenciales, pero deben llevarnos al mundo, con ojos que reconozcan a Cristo en nuestros hermanos y hermanas, sobre todo en aquellos que tienen necesidades. El mandamiento del amor (Marcos 12, 28–31) deja claro que amar a Dios está completamente vinculado a amar al prójimo. El apóstol san Juan enfatiza: “Si uno dice ‘Yo amo a Dios’, y odia a su hermano, es un mentiroso. Si no ama a su hermano, a quien ve, no puede amar a Dios, a quien no ve” (1 Juan 4, 20).

Los católicos ven el ejemplo de personas como la Madre Teresa de Calcuta, a quien el Papa Francisco nombró santa Teresa, como ejemplo de virtud heroica quien debería inquietar un poco nuestra conciencia. En ocasiones nos dormimos en nuestros laureles, ¿cierto? Nos sentimos muy cómodos. Pero aquellos que tienen necesidades está desesperados, fuera de nuestra vista al margen de la sociedad y en el tercer mundo. “Ojos que no ven, corazón que no siente” es una peligrosa realidad para los cristianos. Debemos pensar en los pobres. Como dice Madre Teresa: “Este es Jesús, en su más penoso disfraz”.

Kevin Dowd es un estudiante de doctorado en teología y educación en Boston College, en donde recibió su Maestría en Educación. Tras su graduación de la Universidad de Harvard, Kevin a enseñado en escuelas católicas y públicas tanto en Massachusetts como en Nueva York. Actualmente él es profesor de teología en Ave María College en Paxton, MA y escribe un blog semanal en el que vincula las lecturas dominicales a la vida diaria. Puede encontrar su blog en http://www.bayardinc.com/the-word-is-life/

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